Teatro Camilo Henríquez abrió las puertas de sus secretos.
Unas 200 personas visitaron el domingo el Teatro Camilo Henríquez y se emocionaron con el recorrido que les hizo su directora, la actriz Paulina Urrutia, quien fue compartiendo los secretos del mundo actoral con una pasión tal que todos los asistentes terminaron siendo “estrellas” por media hora.
No todos los santiaguinos, menos los que vienen de provincia, saben que hay una sala de teatro en pleno centro, cerquita del palacio de La Moneda, en el edificio del Círculo de Periodistas, un poquito escondido en la entrada de Amunátegui, donde hace más de 38 años se estrenó la obra La Pérgola de las Flores, con la asistencia incluso del Presidente de la República de ese entonces, Jorge Alessandri.
Durante muchos años fue la sala de la Universidad Católica, donde debutaron actores como Héctor Noguera, Jael Unger, Jaime Azócar, Alfredo Castro, Anita Reeves, entre tanto otros.
Siguiendo a Paulina, los grupos visitantes conocieron el subterráneo donde se ubica La Taberna y, estratégicamente a continuación, están los camarines de los actores, designados con nombres que han tenido importancia para nuestro Teatro, como también en la vida nacional: Ana González, la inolvidable Desideria; Isidora Aguirre, autora de la obra La Pérgola de las Flores; el dramaturgo Luis Alberto Heiremanns (Esa Señorita Trini), y el actor Roberto Parada, ícono del artista capaz de seguir arriba del escenario aunque el dolor lo consuma.
La directora del Camilo Henríquez contó lo que es estar en el camarín, los nervios antes de salir a función, el “mierda, mierda” para darse suerte e invita al público a subir los peldaños de la estrecha escalera que da al escenario.
La emoción se siente en cada paso de ese escenario gigante, como ya no quedan en Santiago, y una altura que pareciera que te va a hacer volar. Paulina Urrutia se apasiona hablando de estas tablas. Menciona la primera, segunda, tercera y “cuarta pared” que es el telón y que el ex director, Ramón Griffero, decidió eliminar para convertir la sala en un teatro más contemporáneo que acerca el actor al público, lo interpela, lo hace cómplice y parte de la obra.
“Ven, dice Paulina, el escenario llegaba hasta aquí y Griffero decidió alargar su ‘corbata’”. La gente ríe, pregunta, recorre el amplio escenario y antes de despedirse le piden una ‘selfie’ a la actriz que le mostró las maravillas del arte teatral. Fueron cinco horas para que chicos, grandes, papás, mamás, hijos, abuelos y abuelas vieran por debajo del telón.
Todos se comprometieron a volver porque el teatro hay que vivirlo siempre.
La exministra de Cultura, Paulina Urrutia, explica en el Día del Patrimonio la historia del Teatro Camilo Henríquez del Circulo de Periodistas (Amunátegui 31), que hoy día dirige. Cuenta que en 2014, Ramón Griffero aumentó la «corbata» del escenario y eliminó la «cuarta pared» (telón) dándole un toque contemporáneo en el cual te acercas al público al que interpela y lo haces parte de la trama.
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