Patricia Artés Ibáñez es directora de la obra “Irán #3037 [violencia político sexual en dictadura]” que se remontará próximamente en el Teatro Camilo Henríquez.
Actriz de profesión, estudió en la academia de Actuación Fernando González. Actualmente es Becaria Conicyt en Doctorado en Estudios Interdisciplinario sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad, Universidad de Valparaíso, “la verdad es que nunca me sentí muy actriz, me daba mucho pudor actuar”. Patricia es también integrante de Memorias de Rebeldías Feministas.
“Irán 3037 [violencia político sexual en dictadura]” es la primera obra de Plataforma Escena, Critica y Memoria. Patricia Artés es quien encabeza este colectivo “somos un conjunto de artistas e investigadores de las artes escénicas que tenemos en común la preocupación por la memoria y la resistencia y sus formas de representación. No nos consideramos propiamente tal una compañía”.
¿Cuándo surge la idea de crear la compañía?
En Plataforma Escena, Crítica y Memoria, somos a un grupo de artistas e investigadores de las artes escénicas que tenemos en común la preocupación por la memoria y la resistencia y sus formas de representación. No nos consideramos propiamente tal una compañía. Esta Plataforma surge en el momento que comenzamos la investigación acerca de la violencia política sexual y del caso específico del ex centro de tortura Venda Sexy durante la dictadura cívico-militar. Varies de nosotres venimos de la compañía Teatro Público que yo dirigía. Este colectivo fue nuestra escuela en varios sentidos y tuvo 10 años de trayectoria.
¿Cuándo decides pasar de actriz a activista?
No sé si fue una decisión tan clara. La verdad es que nunca me sentí muy actriz, me daba mucho pudor actuar. A veces me gustaba y a veces resultaba, pero nunca me sentí muy cómoda. Lo que más disfruto en el teatro sin duda es dirigir, seguramente por eso es lo que más hago. Eventualmente me subo a un escenario, pero no es lo que me convoca realmente. Lo del activismo tampoco ha sido una decisión, y claro, podríamos decir que soy activista porque nunca he parado de hacer cuestiones de índole más militante o políticas… pero esa es una categoría que a veces tampoco me acomoda, me parece que ha perdido potencialidad política, hay varies activistas que más bien son operadores políticos y eso es problemático… pero si me tengo que situar no sería como actriz, iría por la dirección, el activismo y la investigación.
¿Cómo ves hoy el estado de las artes en el país, de la mano del COVID 19?
Creo que todo esto que está planteando el gobierno en el “plan de apoyo” miserable no me sorprende. Por supuesto que sí indigna. Da cuenta de las políticas culturales de cómo se han asumido en estos 30 años de la post dictadura. Es decir, un manejo de la cultura y las artes a través del mercado desde una perspectiva neoliberal. Tanto en todas las áreas de la sociedad: la distribución de los bienes sociales y de los derechos. La producción y el acceso a las artes y la cultura no van por otro lado que las políticas en su conjunto, en este desastre neoliberal que vivimos.
Por tanto, el que hayan dado esta respuesta, de asumir la crisis a través de fondos concursables es indignante. Y claro, si las cosas vienen mal en educación, salud y demás, imagínate en las artes y cultura que van a ser el eslabón más débil de todo esto, nos van a quitar los recursos que no van a solucionar absolutamente nada, los cambios son más estructurales, más de fondo.
¿Cómo se sobrelleva desde las artes?
La salida que han dado algunos compañeros y compañeras de las artes escénicas de investigar más en el formato on line, para mi está bien. Más allá de la discusión si es teatro o no, hay ciertas experiencias que van a profundizar en términos de formatos. También se entiende que se hace para activar la imaginación, así como para generar recursos en esta precariedad en la que estamos viviendo. No así quienes hacen esto porque ven un lucro y no tienen ningún problema económico, que son parte de la elite que ha disfrutado de todas estas políticas. Eso lo separo, no es lo mismo. Es una discusión que me tiene más bien lejana.
Lo que me parece extraordinario, es que algunas compañías y algunas educadoras y educadores de las artes escénicas, que se están armando plataformas de unión y estrategias colectivas que permite enfrentar esta crisis en términos de reivindicaciones políticas – ¿por qué no?- pero también en ayudas concretas a quienes lo están pasando mal.
En mi caso estoy bien, con trabajo en la universidad y una beca doctoral, pero tengo varias compañeras que están en el rollo de hacer pan y otras cuestiones que les permitan generar recursos, que es una debacle finalmente.
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