Jorge Peña Hen fue un destacado músico y compositor chileno, que fue fusilado en 1973 durante el paso de la Caravana de la Muerte. A 50 años de su asesinato, se presenta en el Teatro Camilo Henríquez «Las últimas horas del Maestro», obra butoh interpretada por su nieta María Belén Espinosa Peña.
En 2016 funda Requiem, compañía de danza teatro, realizando por única vez la obra retrospectiva
«Butoh 10», en la cual se plasman extractos de diferentes escenas de su autoría e interpretación.
Conversamos con la artista para saber más de su historia, su visión frente al butoh y cómo fue llevar a escena el último mes de vida de su abuelo.
¿Cómo fue cuando entraste a teatro?
Me fui inclinando más por el por el lado del gesto, del teatro físico de la danza y ahí me enfoqué más a eso. Ahí me cambié a La Mancha, que es una escuela mucho más física.
¿Qué te gusta de la danza?
O sea, en general el movimiento, como que en los ramos de actuación, no sé, Stanislavsky y todo como el trabajo más de texto, más psicológico me costaba más y tampoco me atraía tanto como lo otro. Pero cuando entré a estudiar teatro yo estaba súper así centrada, como que no cachaba todo lo que existía, entonces pa mí era estudiar teatro era una sola cosa y listo.
En la escuela, cuando entré a estudiar me empecé a dar cuenta de los ramos que habían y empecé a cachar que es todo un mundo y empecé a conocer técnicas más corporales. Tenía un ramo de Lecoq, ahí incluso en la clase de danza, en los entrenamientos, incluso descubrí el yoga también, que muchos años después estudié yoga, soy profesora de yoga también, pero cuando entré a estudiar teatro entendí que eran muchas posibilidades.
¿Qué te llamó la atención del butoh?
Porque el butoh era la mezcla perfecta entre la danza y el teatro, y a mí me gustaba mucho, como yo había estado harto en el mimo igual, como el mimo corporal de Lecreux, la pantomima, y con el butoh llegué después, empecé a entender más la danza también.
Como que el butoh tiene ambas cosas. Y sobre todo la parte, digamos , interpretativa, la parte emocional, que es lo más importante, como la carne, no me sirve el movimiento sin expresión.
El ballet, por ejemplo, lo encuentro hermoso, Me encanta ir a ver ballet, pero es es pura técnica, mucha línea, mucha perfección en el cuerpo y todo, pero me falta esa como carne, esa emoción es el butoh.
¿Cómo es preparar el cuerpo físicamente para realizar esos movimientos? Porque son bruscos, como si en cualquier momento alguien se iba a quebrar?
Claro, es que igual uno tiene una técnica cómo caer al suelo. O sea, tiene mucho como de improvisación entre comillas, de dejar fluir la emoción y así mismo la interpretación, y también los movimientos.
Pero igual también uno tiene que entrenar cómo moverse po. Es una mezcla de técnica, de movimiento, pero también de expresión, digamos de la parte más de la emoción.
¿Y cómo se podría explicar para alguien que no sabe mucho, traspasar esa emocionalidad al cuerpo?, ¿hay técnica o solamente improvisación?
Hay muchas formas, depende de la forma de cada uno, por ejemplo, a través de la respiración o a través de la postura física. Si uno profundiza en la exhalación cerrando el pecho, esa corporalidad te va a llevar a algo tanto estéticamente como internamente también.
Al final van de la mano. La respiración te lleva a una corporalidad o una corporalidad a una respiración. Hay muchas formas, Lo importante es que sea verdadero, que no sea poner caras por poner caras, sino que es como yo les digo a mis alumnos aveces, que lo que pasa en la cara y en el cuerpo es lo mismo, porque son músculos.
Yo lo veo como entregarle al espacio que me rodea el cuerpo, digamos esos músculos para que el espacio los mueva libremente. Me entrego a ti para que tú me muevas tanto los músculos del cuerpo como los de la cara, generando estas máscaras, digamos, pero ese arrojo, ese entregarse al espacio que sea real, para que esos movimientos, entre comillas, de manera desinteresada sean reales.
Como el maestro Atsushi, que tomé un tiempo clases con él, hablaba por ejemplo con los niños con síndrome de Down o los bebés. Son ejemplos de personas que no están pensando en «ay, me tengo que ver bonita», «me tengo que ver con una cara neutra, socialmente aceptable, Entonces me quedo con mi rostro neutro».
Esas personas no tienen esa preocupación. Simplemente su cuerpo está habitando el espacio que lo rodea, se está simplemente dejando mover. Y si tú te fijas, está esa similitud de «aleatoriedad muscular,» pero que igual está. Hay una forma, una técnica para eso.
¿Cómo nace la idea y cómo fue la preparación de esta obra? Tomando en cuenta que se trata de un familia tuyo, Jorge Peña Her
Bueno, yo desde que soy muy chica, mi mamá -afortunadamente- le agradezco que se ha encargado de contarme mucho sobre él. Desde chica, siempre a mí y a mis hermanos nos llevaba a los conciertos de música, a los homenajes. Siempre tuve muy clara su historia, su imagen, fotografía, etcétera, historias de ella, de la infancia con él.
Siento que lo que lo conozco , que mi manera de enfrentar la vida al parecer se parece mucho a como era él, porque yo lo siento y porque mi mamá me lo ha dicho también, y por que mi cerebro entiende cómo funciona, funcionaría un poco el de él, y la idea de hacer una obra sobre él, el butoh era como el vehículo más indicado por la trágica muerte que él tuvo.
Personalmente, por lo menos en esta obra, porque ahora estoy con planes de armar una obra nueva, pero por lo menos en esta obra, la abordo desde el butoh, pero también con algunos guiños del mimo, que fue mi primera escuela.
Hay cosas en común, digamos, entre el butoh y más que el mimo, sobre todo el mimo corporal de Lecreux, como el trabajo de la fragmentación del cuerpo en distintos planos del espacio, o también del trabajo de la máscara, de la comedia, del arte, por ejemplo, de arlequino, las diagonales con el cuerpo, los cambios de peso con las piernas.
Si tú ves distintas obras, todas tienen una cosa personal de cada intérprete, obviamente, pues hay pequeñas diferencias, siendo todos butoh igual, entonces en mi caso tiene un poco de eso, pero para llegar a lo que la obra es hoy en día fue un camino súper largo. La idea tiene que haber sido más o menos como antes del 2010.
En un homenaje que se le hizo un 16 de octubre, la fecha de su muerte, a mí me pidieron que hiciera la apertura del homenaje en el Centro Cultural Chimkowe, y en ese momento yo estaba empezando a aprender a hacer tela aérea. Hice un trabajo que fue la primera vez que hice algo relacionado con él y que también estaba empezando en el butoh. 2006 más o menos fue.
Fue un trabajo de tela butoh, pero era súper abstracto. No estaba vestida como él, estaba maquillada de blanco, sí, estaba entera vestida de blanco. Después bajaba, hacía otras cosas en el suelo, con música de él, con audios de su voz. En el fondo yo no lo interpretaba él, yo interpretaba a la música. Yo era un personaje mucho más abstracto.
Esa fue la primera, una obrita pequeña. Duraba un par de minutos y era una apertura al homenaje grande que había, el primer bichito que empezó ahí. No me acuerdo cuándo empezó, pero dos, tres años más después me puse a escribir, leer mucho también.
Me puse a escribir para postular un Fondart de creación escénica, de una obra que en ese momento yo pensaba hacer con un elenco con más personas, un hombre que lo interpretara él. Si bien tenía butoh, era mucho más mimo que butoh, era mucho más ilustrativo todo. Iba a ser incluso con zapatos, mucho más literal, y era sobre su vida entera, desde que él era niño. Era una obra biográfica.
Ese Fondart no me lo gané y después seguí trabajando por mi cuenta, digamos, puliendo la idea, limpiando, sacando mucho durante mucho tiempo. Volví como a la raíz, que era hacerlo sola. Porque durante eso, durante esos años de seguir puliendo, investigando, de repente hacía ciertas performances donde iba descubriendo más cosas y ahí empezó a nacer esta idea de maquillarme en escena, de esta transformación, de este riesgo en tiempo real, que me gusta mucho, como de en el momento.
De hecho me pasó alguna vez que mientras estaba en eso se escuchaba al público mientras me tenía que maquillar incluso la espalda y decían como «uy, pero no va a llegar hasta la espalda», «cómo le va a llegar el brazo ahí atrás».
Ese riesgo en tiempo real, empezó a convertirse en algo súper importante y el hecho de ir transformándome en escena en frente de la gente. Ahí empezó a perfilarse la idea y ya sola, empecé a sentir esta conexión de sangre, como que en verdad tenía que ser yo la que se transformaba en él.
Esta misma investigación me empezó a decir «eres tú, él ya está ahí adentro, solo tienes que sacarlo, no tienes que buscar a otro, eres tú, ya está ahí, ya está listo».
Se fue haciendo mucho más butoh, menos mimo, menos teatro, menos teatral, entre comillas. Porque sigue siendo teatral. Menos ilustrativo en los vestuarios, mucho más butoh.
Así fue como llegó a lo que es ahora, como «Las últimas horas del Maestro», porque claro, la obra era la vida entera. En ese proceso de ir puliendo, también se fue achicando la dramaturgia hasta llegar solo a su último mes de vida.
¿Cuáles cree que son los puntos claves para entender esta obra?
De hecho nosotros en el teatro, siempre antes de la función, instalamos una exposición en el foyer del Teatro, que son tres atriles de música con algunos textos y con algunos objetos colgados también y con fotos para contextualizar un poco a la gente sobre quién era Jorge Peña Hen, en caso de que no lo conozcan.
Es importante que conozcan al personaje. Si no lo conocen antes de ir al teatro, lo van a conocer con la exposición. Y si no, por último, que después de ver la obra la gente sale del teatro conociéndolo.
En el fondo, conocer una obra más butoh, porque como te decía, el butoh es tan infinito, hay tantas formas de hacer butoh,
El Maestro Tadashi decía que existen tantos estilos de butoh como personas en el mundo. Por eso la compañía es danza teatro, porque no quisiera casarme con el puro butoh, porque es tan infinita la gama de las artes escénicas, que esta obra es butoh, pero también es un butoh que también tiene un poco de mimo.
Hay gente que se asusta con el butoh o gente que le encanta, entonces es bueno mostrar que el butoh no solo es sangre, por ejemplo, o que el butoh no necesariamente el cuerpo está entero desnudo. En esta obra yo no muestro nada de piel. Como abrir el espectro al público.
Además, sobre todo, por el tema de los 50 años y que este año Jorge Peña Hen, estuvo siendo muy reconocido y homenajeado en todo Chile, porque fue la figura de la Semana de la Educación Artística. Su nombre este año ha sido muy importante, se han hecho muchos homenajes a lo largo de todo Chile.
En California, en abril, se estrenó un documental que a mí me invitaron, que se llama «Love and Justice», que es sobre Beethoven y sobre Jorge Peña Hen. Aparezco con este personaje de la obra en el documental y ahora en octubre la idea es que se estrene acá en Chile.
Entonces es bueno, que está sonando harto y que se conozca más, porque en el círculo de la música lo conocen, pero en el círculo Arte Escénica, Jorge Peña, quien debiera ser tan conocido como Víctor Jara o como Violeta Parra.