La directora y dramaturga de «Lo oscuro se esconde debajo de la alfombra» debuta en el Teatro Camilo Henríquez, una obra que indaga en el fracaso y la soledad desde una nueva generación artistas escénicos.
Este miércoles 31 de mayo se estrena y debuta «Lo oscuro se esconde debajo de la alfombra«, el primer montaje de Teatro La Liebre, donde exploran el fracaso y la soledad por medio de un teatro multidisciplinario.
Ángela Urrutia López, directora y dramaturga, es la mente creativa detrás de este proyecto. Proveniente de La Legua, egresada el 2022 de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, a sus 24 años estrena su primera obra en el Teatro Camilo Henríquez.
Pudimos conversar con ella para marcar su paso por nuestra sala, sus referentes, parte de su historia y las ideas detrás de «Lo oscuro se esconde debajo de la alfombra«.
¿Cuál fue tu primer acercamiento o la experiencia en teatro que más te llamó la atención?
Fue cuando iba al colegio. Fui a un colegio popular, un dos por uno. Fui muy poco al colegio, no me gustaba ir, entonces tuve que meterme a este colegio que se llama Paulo Freire, que queda en San Miguel, y en ese colegio fue la compañía de Teatro Público.
Los vi y dije “yo quiero hacer eso, quiero eso”, porque era teatro político, a mí me encantaba. Desde 2011, desde que tengo 13 años que he ido a las marchas, entonces me parecía lo mejor hacer algo que tuviera que ver como con el cuerpo.
Nunca había visto una obra antes. Estaba más o menos grande, como los 16, por ahí fue que vi la obra, la primera, ese fue mi primer acercamiento. Para mí fue muy emocionante, ya más grande me separo de la idea de querer hacer un teatro como Teatro Público. Pero sí, para mí fueron mi inspiración.

¿Y de esa obra qué fue lo que más te llamó la atención? ¿La puesta de escena, los diálogos?
El discurso, que era un discurso político. No recuerdo muy bien de qué hablaba la obra, pero me acuerdo claro que utilizaban mucho a Brecht en el dispositivo. Entonces para mi fue lo que más me llamó la atención, porque yo me creía muy punkie, entonces me creía muy anarquista y esas cosas, fue lo que más me llamó la atención, más que la actuación y otras cosas, fue sobre todo el discurso.
Dentro de tus referencias, qué pueden ser del teatro y otras artes, ¿cuáles te han marcado para el estreno de esta obra?
Siempre me ha gustado mucho Fassbinder, Haneke en cine. Siempre he admirado mucho en el teatro a Claudia Cabezas, para mí es una inspiración verla actuar, la encuentro muy buena. Teatro La María también para mí es una experiencia ir a verla. David Lynch también me gusta mucho por lo ominoso, por el tipo de de terror que utiliza, creo que me gusta porque creo que es muy cercano al funcionamiento de la mente.
En realidad tengo muchas referencias. Me gusta mucho el anime, soy muy rata, juego mucho LoL (League of Legends), entonces como que todas esas cosas para mi son muchas referencias, también la vida misma. Ito Junji me gusta mucho porque es de terror, un mangaka.
La obra habla de una cineasta que trabaja en cine de terror, ¿sacaste inspiración de estos referentes de terror?
Claro, vi muchas cosas de terror para poder trabajar en eso, pero también desde todo, como en Ito Junji es de terror, lo utilicé mucho de referencia, porque tiene un terror distinto al común, es un terror que juega con cosas extrañas, con cosas irreales, con monstruos. Entonces hay un terror que se llama “el terror de Ito Junji”, que es distinto y tiene que ver con estructura del terror que él propone, que es distinta al normal.

Vi muchas películas también, como «La Bruja«, «Midsommar» y todas esas películas que son como íconos para hacer terror. Igual yo no creo que yo haga terror, no me marco mucho en eso, sino que más bien pienso en la obra como en una psicosis.
Entonces ahí me apoyo mucho en “La voz humana”, de Almodóvar, la utilicé mucho de referencia en cuanto al texto. “Benny’s video” también lo utilicé de referencia, que es de Haneke, “Videodrome” de Cronenberg.
Una vez hice un blog de la obra. Se me ocurrió la gran idea de hacer un blog que fuera del principio al fin de todo lo que yo iba haciendo.
¿Como un tipo de bitácora?
Claro, como tipo de bitácora, porque la obra ha cambiado mucho, también he trabajado con distintos tipos de personas, me gustaba la idea de ir mostrándoles las cosas que yo iba avanzando y cómo iba avanzando.
¿Cuándo se te ocurrió la idea inicial de armar una obra?
Nace la idea de que yo quería hablar sobre el fracaso, porque yo me sentía mucho una persona fracasada en la vida, Entonces quería mucho hablar sobre el fracaso, sobre la soledad, sobre el fracasar en un grupo, en la tribu y uno termina quedándose solo.
Hablábamos mucho de eso, del fracaso, de que el segundo nombre sería la soledad. Entonces desde ahí partí pensando en la obra en la que quería escribir sobre esas sensaciones que uno tiene cuando pasa a la adultez. Ahí me referenciaba y utilizaba a Inio Asano, “Solanin”, un manga de unos jóvenes que salen de la universidad y empiezan a ser adultos.
Desde ahí nace, porque esas eran sensaciones muy recurrentes en mi cabeza, muy recurrentes en la gente de mi misma edad. Pensaba mucho en ese sentir que no se puede avanzar, de que la máquina va muy rápido, que la producción de la vida va muy rápida y uno está ahí entre que te agarras y no te agarras, como una especie de limbo. Desde esas sensaciones, empieza esto de decir “ya, voy a escribir una obra”.
Primero la obra era de una mujer que quería encontrar a un hombre que había sido muy exitoso, un hombre que había tenido una banda de punk rock que se había vuelto una obra comercial. Como que al final su canción la habían utilizado en un comercial muy capitalista, entonces este hombre decide que es un «anti éxito».
Esta mujer quiere encontrar el éxito, quería trabajar en un museo, no podía y terminaba trabajando en un Casaideas y se encontraba con este hombre que era un anti éxito. La obra parte de ahí, de algo nada que ver con lo que es ahora. Claro, la mujer sigue estando, pasó a otro contexto y a otro espacio.
Antes era una mujer que buscaba el éxito, ahora es una mujer más pesimista, que no busca el éxito, que al contrario, desea otras cosas, como la muerte.
Cuando nace esta idea, ¿ya existía Teatro La Liebre?
No, después se fue armando, después cuando nos volvimos un grupo, nos juntamos y creamos teatro La Liebre. Queda muy poca gente de la que inició, sería yo y Matías, los dos que quedamos, porque antes eran otras personas.
El proceso fue costando. Soy una persona muy de imaginar muchas ideas, entonces imagino mucho y al principio me costaba un poco ponerlo en materialidad, porque es una obra que utiliza muchos recursos distintos.
Entonces imaginar y decirle a alguien “mira, imagínate a la señorita Julia va a ser de esta forma”. Era súper complejo, porque nadie podía imaginarse qué era lo que íbamos a hacer. Entonces eso fue botando los ánimos de las participantes y los participantes. Y la liebre, porque yo utilizo dos liebres en la obra, desde ahí nace este nombre. Utilizamos un nombre muy nada, no fue tan pensado, no puedo decir algo grandioso ja, ja, ja.

Me contabas que eras una persona que imagina mucho, creativa, ¿cómo es tu proceso creativo con esta obra?
En estos momentos que ahora está todo mucho más completo. Pude reunir, juntar dinero, trabajar y comprarme una cámara, comprarme un data, todo muy de segunda mano, muy de marketplace, como que de ahí empecé a comprar ciertas cosas.
Desde ahí se empezó a ver más la materialidad, lo bonito que podría llegar a ser. Con Matías construimos la escenografía aquí en el pasaje, a darle forma y eso también empieza a generar confianza hacia la gente, hay un hay algo en que nos podemos afirmar.
Ahora trabajamos mucho, yo utilizo mucho al actor y a la actriz como una herramienta más de la disposición de lo escénico, no necesariamente como la prioridad, sino que también es parte de un todo. Desde ahí me posiciono y les digo a la gente que hay más cosas, hay más recursos, hay más espacios en los cuales está sucediendo la obra y no solamente en uno.
Entonces, no es que tú tengas que construir toda la atmósfera, sino que la atmósfera también se construye con distintos objetos, distintas materialidades. Le doy importancia a la actuación, pero también trabajamos con gente de cine, de las artes plásticas, con técnicas y técnicos.
Es toda una composición, toda una armonía, como una canción que hay que ajustar para que funcione. Creo que funcionamos como un engranaje, una máquina que se va haciendo funcionar a medida de que el otro también lo está. Siempre estamos trabajando, sobre todo, más ahora que ya vamos a estrenar.
Es dedicarnos mucho a que todo vaya cuajando de a poquito. Pruebas, probar, probar, probar, sacar, probar, sacar. Yo les voy leyendo ciertos referentes, ciertas ideas, les muestro imágenes, películas, pongo música.
Vimos “La casa Lobo”, que es una película muy buena, los cortos de “Luis, Lucía y el lobo”, los fuimos viendo, lo fuimos hablando. Yo les iba pidiendo que interpretaran de cierta forma similares, después los sacamos, entonces como que nuestro trabajo ha sido mucho desde la exploración con distintos elementos.

No partimos necesariamente del texto, por más que lo escribí yo decía “no quiero apegarme al texto”, como amarlo con toda mi vida, porque me suele ocurrir eso, que amo mucho algo y después me cuesta separarme.
Partimos primero de sensaciones, de esta mujer está empastillada, entonces ¿cómo está en este espacio? Como «La casa de vidrio«, que uno podía ver a la mujer ahí en su vida cotidiana. Partimos haciendo primero esas cosas cotidianas.
Antes hacíamos empanadas, después dejamos de hacer empanadas y solamente quedó como una empanada ya hecha, porque era muy difícil hacer una empanada en una hora. Yo no sé por qué pensé que era buena idea. No pude hacerlo, era una pésima idea ja, ja, ja.
Así me fui dando cuenta de muchas ideas que tenía en la cabeza, pero sobre todo buscando referentes, buscando escritos que les haga sentido a la obra, que no solo sea hacer la obra por hacerla, sino que también les haga sentido y quieran defender algo.
Para mí el tema de la salud mental es súper importante, porque para mí es muy atingente como humano, ya que tiendo a vivir situaciones psicológicas al límite. Es súper importante que esto se hable, se hable de que hay gente distinta, de que hay gente que tiene pensamientos distintos. Sobre cómo es complejo existir teniendo neuro divergencias, que gracias al internet, a TikTok y esas cosas como que se está normalizando más.
¿Cuáles son los puntos claves de esta obra o por qué es importante contar esta historia?
Creo que es importante, porque aborda problemas que no se ven en la vida normalmente uno no ve la tristeza a menos que sea la tristeza a través del llanto, a través de lo común que sería la tristeza. Uno no ve la psicosis o uno no ve los problemas mentales, entonces no sabemos cómo relacionarnos con estos problemas.
Por eso creo que es importante ver la obra, porque te invita a ser parte de la cabeza de una mujer, al ser parte de una psicosis, a ser parte de de un espacio que que está muy oculto, porque el cerebro guarda muchas oscuridades que no se representan en la vida y que uno sí las representa.
Sí se representan también una la ignora porque son incómodas de ver. Entonces por eso creo que es importante, porque te invita a cuestionarte estos problemas, te invita a cuestionarte cómo uno ve la depresión, a cómo uno ve a la gente que está triste o con depresión, a cómo se ve el suicidio.
Es una obra que también aborda lo familiar. Al abordar tantas cosas humanas, yo creo que siempre va a ser necesario que uno esté acercándose a lo humano en esta sociedad que cada vez más se pierde la esencia de lo humano, la esencia de uno mismo. Como cada vez somos más entre un humano y un celular, como que fuera parte de nuestro cuerpo, también por el miedo a que nos volvamos una especie de red construida y que deje de existir la humanidad, que creo que lo más probable es que va a pasar.
Es importante para no perder esto que tiene que ver con la esencia del humano, con la humanidad, con la existencia.
Bajo tu percepción, ¿qué tipo de teatro hacen?
La verdad es que al ser mi primera obra, siento que estoy descubriendo qué tipo de teatro es el que estoy haciendo. Es de una ficción dentro de otra ficción. Creo que hago un tipo de teatro que quiero hacer un teatro distinto ja, ja, ja.
No sé si hago un tipo de teatro en específico, la verdad, porque no solamente hacemos teatro, sino que también tenemos espacios audiovisuales, tenemos espacios de artes plásticas. Creo que es un conjunto, algo híbrido entre más artes. No es solamente la pieza teatral como la obra, la dramaturgia, sino que hay muchos dispositivos y muchos lugares que uno puede encontrar en esta obra, que no necesariamente tiene que ver con el teatro, sino que también está lo audiovisual.
Trabajamos con gente de cine, con otras perspectivas, lo que yo intento de poner y que creo que es un manifiesto, es representar la psicosis. Creo que podría llevarlo más al horror, ¿pero un tipo de teatro exacto? No sabría decirlo, ya que hay muchos más humanos y humanas involucradas en este juego. Quiero poder explorar también en muchas más cosas, no solamente quedarme en esto. Lo que sí creo que siempre voy a querer trabajar es la psicosis. Como el ritmo del tempo de la obra.

¿Cómo te sientes a días del debut en el Teatro Camilo Henríquez?
Súper nerviosa. No puedo ni dormir. Súper nerviosa y feliz también ja, ja, ja. Para nosotros es una gran oportunidad, estamos súper emocionados y nos sentimos súper pequeños.
Me refiero a pequeños como recién descubriendo un mundo, recién descubriendo espacios. Es la primera vez que estamos en un teatro, entonces para nosotros es súper valioso, súper bonito que nos permitieran estar en este lugar. Yo creo que nunca lo vamos a olvidar, siempre va a estar atesorado en nuestros corazones.
Porque, igual, yo vengo de La Legua, entonces para nosotros es súper mágico, por decirlo de alguna forma. Es como, no sé, ir a Estados Unidos, como un sueño. Ir al teatro es un sueño, porque no es algo que uno pueda hacer ni ver todos los días.
En realidad es un regalo para nosotros y además, porque hemos trabajado mucho. Queremos que la gente pueda ver nuestro trabajo. Creo que cuando la gente vea el trabajo es donde se puede retribuir nuestro tiempo, nuestra labor.
Bacán porque uno le dice así a su abuela, a sus tías “oye, vamos a estar aquí”, entonces para ellos también es bacán, también es emocionante y sentir eso es bonito.
¿Y tus familiares más queridos que te han dicho?
Lo que pasa es que yo no tengo tantos familiares ja, ja, ja.
Pues que también les gusta, felicidades, que están muy contentos, que ojalá podamos seguir haciendo más cosas. Igual es complejo porque normalmente cuando uno va a hacer arte todos te tiran la mala. No es como decir “voy a ser arquitecto”, no, voy a estudiar teatro.
El otro día escuchaba la mamá de un compañero de la obra. Le decía que había visto a Paulina Urrutia en la tele hablando sobre el teatro. Para ella fue muy emocionante saber que su hijo iba a estar en el teatro y yo creo que para todos es lo mismo.
Es como un parto, como año nuevo, no sé, una fiesta, algo que tú sabes que va a venir y estás ahí nerviosa, dudosa, que también estoy expuesta a la a las miradas de la gente, las miradas negativas, las miradas positivas. Entonces todo, son muchas emociones que transcurren en esto.